La mayoría de las personas prefieren hablar de infortunio, mala suerte o referirse a las lesiones del deporte como gajes del oficio. Lo cierto es que los Rockets la campaña pasada dominaban la serie 3-2, tenían acorralado al campeón y parecían encaminados a la final de liga. Sin embargo, el destino se interpuso entre el conjunto de James Harden y la gloria. Chris Paul sufrió un desgarro que lo marginó de los últimos dos juegos y ese sueño se esfumó como un abrir y cerrar de ojos.
Esta vez, vaya paradoja, el que siente el dolor en carne propia es Golden State. Kevin Durant se retiró el miércoles con una molestia en su pantorrilla derecha, que hoy fue confirmado por los médicos de su equipo como una distensión. Lo cierto es que solo un milagro lo haría participar del resto de la serie. Y volviendo al destino y sus causalidades, les podemos decir que ocurrió en otro fatídico juego 5, solo diferenciandose por ser las semifinales de Conferencia. Resta saber el desenlace de la novela. ¿Podrán los Rockets avanzar a la final del Oeste? ¿Curry y sus muchachos subirán el nivel para cerrar la historia? El viernes comenzaremos a develar el misterio.
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