El hombre que cambió el básquetbol para siempre. Dos metros y 8 centímetros de pura destresa, visión de juego y capacidad inigualable para la asistencia.
Earvin Johnson fue el cerébro del showtime angelino, ganó 5 títulos y será dueño por siempre de una parte importante de nuestros corazones.
El domingo 31 de julio quedará grabado como uno de los días más tristes para el baloncesto mundial. William Felton Russell falleció a los 88 años y con él se fue un pedazo grande de la historia de la NBA.
El número 6, más conocido como Bill, fue más que un jugador de básquet. Ganó dos campeonatos de la NCAA, un oro olímpico en Melbourne 1956 y 11 títulos (8 CONSECUTIVOS) en la mejor liga del mundo.
El ex Celtics se sobrepuso con valentía a innumerables actos de racismo en sus comienzos y les tapó la boca a sus detractores cuando se convirtió en el primer afroamericano en dirigir un equipo de la NBA. Como si fuera poco, ganó dos anillos en su faceta de jugador-entrenador, algo nunca visto a ese nivel.
Cuando pensamos en él, recordamos muchos momentos. Las batallas con Wilt Chamberlain, su paternidad sobre los Lakers y la amargura que le provocó a una leyenda como Jerry West. Sin embargo, lo que más echaremos de menos será su sonrisa, esa que obserbavamos cada vez que subía a entregar el trofeo de MVP (lleva su nombre) en las finales de la NBA.
Es, fue y será difícil poner en palabras su don de gente. Solo podemos describirlo con sus ejemplos.Y el día que usó el dorsal 24 de los Lakers, en honor al fallecido Kobe Bryant, lo describrió (una vez más) como un increíble ser humano.
Suena paradógico, llamenló una jugada del destino, pero los más grandes exponentes de las dos franquicias más ganadoras, están en en el cielo guíandonos con su sabiduría.
